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Una dupla que no va más

El amor no esta ligado al sufrimiento. Esa es una creencia disfuncional que nos han vendido las telenovelas y los cuentos de hadas. Y como casi nunca queremos hacer el trabajo de revisar, limpiar e integrar la casa (osea nuestro espacio interno y nuestras heridas e idealizaciones sobre las relaciones) nos tragamos esa patraña de que Amar es igual a Sufrir.

Salir de una tusa para meterse a otra es clara señal de que estas evadiendo la limpieza de tus telarañas y fantasías. Significa que te quedas repitiendo una y otra vez la misma canción de vallenato, ranchera o música popular que te dice que si uno ama, entonces sufre y llora como Magdalena o Penélope. Y déjame decirte que eso suena a disco rayado. AMAR es aceptarse, acogerse con todo lo que eso implica. AMAR es darse permisos y libertades.

AMAR es sentir que no hay nada que completar y que solo se trata de compartir y coincidir. Y si eres capaz de hacer eso contigo, estarás en plena capacidad e hacerlo con los demás. Pero lo que hemos entendido por AMOR, gracias a las novelas, las canciones y los dramas edulcorados, es que si amamos, debemos llorar, arrastrarnos en el fango, rogar, perseguir, mendigar, sufrir, estrellarnos mil veces contra lo imposible. Y no, no tiene que ser así., ya que como dicen en India, unos maestros espirituales que escucho: “amar es sentir al otro, amar es sentirse sentido por el otro”.

No obstante, pocas veces nos animamos a esa experiencia, porque somos egoístas, y solo queremos que nos den sin esfuerzo, sin negociación, y sin nutrir el vínculo. Pocas veces nos animamos a eso, porque nos hemos identificado, ya sea con el personaje de la telenovela que lucha por imposibles, o con el personaje que es incapaz de recibir porque esta tan herido y prevenido que en ese negarse a recibir también sufre.

Pero repito. EL AMOR NO SE SUFRE. SI SE SUFRE NO ES AMOR, ES APEGO, ES TERQUEDAD, CEGUERA, DEPENDENCIA. Y en ultimas, todas ese apego y terquedad tiene que ver con la incapacidad propia de AMARSE A UNO MISMO y es allí donde arranca el sufrimiento al que luego andamos llamando con el nombre de AMOR.

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